Puede ser que nunca leas esta carta, pués te cansaste de fluir con tus letras por este paso entre la realidad y la fantasía. Decías que lo usabas para poder comunicarte conmigo y ahora que lo conseguiste, solo plasmas tus versos en los papeles blancos que leo cada día.

A ti quiero decirte hoy, que todo lo que me has dado no ha sido en vano, que mi tranquilidad y mi paz llegaron de la mano de tus palabras y tu compañía.

Hoy que te miro a diario, quiero agradecerte el que no me dejaras abandonada en el pozo de tristeza en el que la vida me depositó sin razón. Tu mano amiga me hizo comprender que la amistad aun vale algo, cuando la sientes dañada y hundida, que fortaleciste mis creencias hacia ella y me diste las razones para poder encontrar la neurona perdida entre tantas mentiras.

Hoy que te escucho cada día, siento que el destino y tus brazos acunaran mi camino sin baches, que me alejaras del dolor siempre que me veas dolorida.

Algún día, cuando amanezca, puede que en la luz de tu sonrisa haya olvidado, casi lo inolvidable.

Y mis recuerdos serán los tuyos.

Ahora que el agua nos abraza a los dos por igual... creo en ti.

©2005 Autor: Ojos de Adan. Sólo se autoriza copiar esta carta (total o parcialmente) si se da crédito al autor y se crea un enlace (link) a esta carta en esta página